domingo, 17 de noviembre de 2013

Un aula abierta: El pan de Elisa

         
       El viernes vino la mamá de Maya a pasar unas horas con nosotros. Primero hicimos una asamblea en la que se presentó, nos contó cómo se llamaba y a qué se dedicaba. Su profesión nos pareció muy interesante, pues trabaja con familias que quieren adoptar niños y con niños que necesitan una buena familia que les cuide. Nos acordamos de “Kiwi”, el cuento que representamos hace poco, y que de alguna manera hablaba de la adopción de un Kiwi por parte de un perro. También hablamos en la asamblea de los compromisos que estamos realizando en la clase, de los que ya os hablaremos más adelante, y aportamos soluciones para una situación que se le presentó al profe el día anterior.
Después de la asamblea nos dispusimos a hacer pan con Elisa, la mama de Maya. Había traído todo lo necesario: Panificadora, harina, sal, levadura… ¡Y pistachos! A nuestro pan le incluiríamos ese fruto seco para que le diera un sabor nuevo y especial. Pelamos los pistachos y fuimos incluyendo los ingredientes, y aprendimos algo importante: Cada paso de la receta del pan necesita su tiempo: Amasar, reposar y hornear. Mientras nuestra masa reposaba, jugamos con un puzzle del abecedario que nos trajo Elisa, y con el que le encanta jugar a Maya en casa, y luego nos contó el cuento de “Gorilón”.
Desayunamos, celebramos el cumpleaños de Javi, bailamos, salimos al recreo y aún nos quedaba lo más importante: A la vuelta del patio el pan ya estaba horneado y calentito, y no pudimos aguantar para trocearlo y probarlo… ¡Y estaba muy rico!
Agradecemos desde aquí a Elisa todo lo que nos trajo para hacer, mostrar y contar, y le invitamos (así como al resto de familiares de todos los alumnos) a que vuelva a nuestra clase cuando quiera.





























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