Llevamos tan sólo unos días en el colegio y las vibraciones son bastante buenas. Pocos llantos, pocas rabietas y muchas ganas de aprender cosas nuevas y conocernos. Pero el lugar es totalmente nuevo para nosotros, y tenemos que acostumbrarnos a los espacios que lo componen. La clase es grande, pero la convivencia de más de veinte personas tiene que tener unas normas de orden y limpieza para no volvernos locos. Hemos identificado las perchas y los casilleros con nuestras fotos y nombres, para saber dónde colocamos la mochila al llegar y después de desayunar, y dónde iremos dejando los libros y dibujos que vayamos haciendo.
Así mismo tenemos en el aula un lugar para escuchar los cuentos, para bailar o para hacer nuestras asambleas: La alfombra.
También estamos aprendiendo a colocar cada juguete en su sitio después de utilizarlo, y a utilizar la papelera con los restos del desayuno (tetrabricks, papel de plata, etc)... en definitiva, a hacernos responsables de nuestras cosas, a adquirir una mayor autonomía.
¿Y en casa, somos también autónomos y responsables?
¡Esperamos que sí!
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